viernes, 25 de marzo de 2022

Posteridad

      Desde que el mundo es mundo uno de los anhelos de las criaturas ha sido pasar a la posteridad y para ello han utilizado muchas formas para lograr sus deseos. Los faraones mandaban construir las pirámides para albergar sus ostentosas tumbas pues, no en vano, eran la forma carnal de Ra, el dios Sol. Papas y reyes, científicos e inventores, artistas del más diverso pelaje... todos, en la medida de sus posibilidades, han querido dejar su huella para que hoy podamos oír el eco de su existencia, Pero so sólo ha sido un afán de gentes de alcurnia y nivel intelectual altos, si no que ha habido muchos peatones de la historia que también han querido dejar su sello: unos se hicieron embalsamar y otros muchos dejaron su cuerpo a la ciencia. Hay para todos los gustos... En el IES "Aguilar y Eslava" de Cabra (Córdoba) corría el siglo XIX cuando al conserje (don Luis) se le ocurrió donar su esqueleto al centro... y sí, ha pasado a la posteridad pero no sé yo si es la mejor manera. Aunque ahora luce (es un decir) en una vitrina no es difícil imaginar la cantidad de objetos y adminículos que ha tenido que soportar. Antes al esqueleto del laboratorio de ciencias le poníamos una tiza (como si fuera un cigarrillo), el cepillo de borrar la pizarra en una mano, una bayeta sobre la cabeza... Hace unos días vi uno con unas gafas de sol o con un parche pirata... Bien pensado tampoco está tan mal pasar a la posteridad para regocijo y divertimento del alumnado.