La afición a viajar que tenemos en la actualidad no es algo que comience con los viajes del Inserso pues, hace ya mucho tiempo, nuestros ancestros ya iban zascandileando de acá para allá... y con la construcción de barcos y la navegación aquello fue el acabose: Ulises (u Odiseo), los vikingos, Marco Polo, Cristóbal Colón (o Cristóforo Colombo, tanto da), Hernando de Magallanes, Elcano... y cuando parecía que estaba todo inventado van y construyen artefactos capaces de volar y que nos ponen la luna al alcance de la mano.
La actividad viajera de nuestra especie ha dado lugar a un viaje muy peculiar: el viaje de estudios. Y es peculiar porque hace tiempo que ese viaje sólo se hacía al final de la vida académica de las criaturas y ahora se hace por etapas: primaria, secundaria, bachillerato, etc....) Otra peculiaridad es que se llama "de estudios", y es obvio porque los que realizan el viaje están matriculados en un centro educativo... porque estudiar en el viaje... vamos anda, que no se verán apuntes y libros de texto en el equipaje de los viajeros.
Pero, de todas formas y aunque no os lo creáis, se aprende y mucho. Se aprende a convivir en unas circunstancias distintas a las de la rutina académica... y aprenderéis, seguro, porque sois capaces de ello.
Este año os toca a vosotros hacer el famoso descenso del río Sella y no me gustaría que, azuzados por los genes de nuestros ancestros, al instalaros en las canoas quisierais emular a aquellos antiguos nautas porque... Ulises (por ej.) salió a buscar tabaco y tardó veinte años en encontrar un estanco; los vikingos arribaban a una costa y arrasaban todo lo que encontraban a su paso... Mejor dejarse llevar por el espíritu aventurero, por el afán de encontrar nuevas tierras o por la avidez de conocimientos que nos dejó Darwin en su singladura (ahora sí) con el Beagle.
De todo corazón, feliz viaje... de estudios.